28 diciembre, 2013

"Se puede mentir y negar, pero la verdad finalmente triunfa". Osvaldo Bayer

"La verdad siempre triunfa finalmente. Se puede mentir y negar pero finalmente aparece la verdad... Qué hermosa noticia", afirmó el escritor e historiador argentino desde Alemania, al dialogar con radio Nacional de Rosario y conocer la noticia del hallazgo de 1.500 biblioratos con las actas de las juntas militares entre 1976 y 1983, encontradas en un subsuelo del edificio Cóndor.
Bayer recordó que tuvo que exiliarse en octubre de 1975 tras haber sido amenazado de muerte por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), fuerza parapolicial comandada por José López Rega y que operó en la Argentina durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón.

"Me tuve que ir por el libro que luego fue película `La Patagonia Rebelde`, a pesar de que probé con documentación todo lo que escribí", aseguró Bayer al admitir que "me equivoqué al volver en enero de 1976, meses antes del golpe, y me tuve que volver a ir sacado por la embajada alemana como refugiado político".
Bayer recordó también que la película -que narra la lucha de los trabajadores rurales patagónicos en la década de 1920-, "estuvo en los cines tres meses hasta que murió Juan Domingo Perón y me costó ocho años de exilio".

Ayer, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, detalló que en las actas secretas de las juntas militares se encontraron listas con nombres de artistas clasificados en cuatro niveles, según su "peligrosidad".

14 diciembre, 2013

Poesías, vindicadores y ajos. Osvaldo Bayer

Los tira y afloja del presente pasarán sin pena ni gloria como en el pasado. Pero donde hubo ética y responsabilidad humana, eso queda a través del tiempo. Me han tocado unos días de comprobación y de alegría al ver que los principios siguen vigentes a pesar de desapariciones, picanas, fabulaciones mediáticas, Ratzingers, Vargas Llosas y Grondonas (los dos). Etc. Etc. Por los siglos de los siglos, pero no tanto. Sí, estos últimas días asistí a hechos que tal vez nunca me los hubiera imaginado diez años antes. Por ejemplo, en Mendoza inauguramos en la Radio Libertador el salón de conferencias con el nombre de Paco Urondo, el poeta, el luchador, que prefirió la muerte antes de que lo "desaparecieran". Un luchador, que si se hubiera portado bien, habría tenido los privilegios de un intelectual borgeano o sabatino. Pero no, él no habría vivido tranquilo en una sociedad con niños bajo el nivel de nutrición, juventud sin trabajo y familias sin techo o revolviendo basura. De Mendoza fui a Luján, donde hablé en el salón Dardo Dorronsoro, el poeta y herrero –¡qué dos oficios!– desaparecido en los años del oprobio argentino. Dardo Dorronsoro, el que escribió: "Yo he visto chicos grises como la tierra comiendo tierra. Yo los he visto ahí, con sus andrajos y su mugre, reptando, y los he tocado, acariciado su piel y convertido en ángeles, en mariposas, en viento de setiembre". Y que se definió así poco antes de ser "desaparecido" por los militares argentinos: "Soy un poeta que ama a los que no tienen amor ni pan, a los que se van sin haber llegado, a los que a veces sonríen, a los que a veces sueñan, a los que a veces les crece un fusil en las manos y salen a morir por la vida. En suma: he sido, soy y seré un poeta revolucionario. Sobre mi tumba verán florecer un puño".




06 diciembre, 2013

02 diciembre, 2013

El asesinato de las hermanas Mirabal: origen de la conmemoración del Día Internacional contra la Violencia de Género

El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres hermanas Mirabal se encontraron en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana. Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Trujillo, el dictador dominicano que dio la orden de acabar con ellas, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo.

En honor a estas tres valientes hermanas asesinadas a garrotazos, que se habían convertido en auténticas heroínas de la lucha clandestina antitrujillista, se conmemora cada año en esta fecha elDía Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países.



Patria, Minerva y María Teresa, así se llamaban las hermanas, nacieron y crecieron en el seno de una familia rural acomodada en el paraje de Ojo de Agua, en Salcedo, el municipio más importante de la provincia que se rebautizó más tarde, y en honor a ellas, con el nombre de Hermanas Mirabal.

Estas mujeres, que habían mostrado un interés muy temprano por los estudios, dedicaron gran parte de su corta vida a luchar por la libertad política de su país, oponiéndose firmemente a una de las tiranías más opresoras y duras que tenía Latinoamérica: la de Rafael Leónidas Trujillo, conocido también como «El Jefe», «El Generalísimo», «El Chivo» o «El Chapita», por su afición desmedida por las condecoraciones.

El mismo hombre, protagonista de uno de los más acusados cultos a la personalidad del siglo XX, que arrebató casi toda la fortuna a su familia cuando llegó al poder. Convencidas «Las Mariposas» –así era conocidas entre sus compañeros de lucha– de que Trujillo llevaría al país a un auténtico caos, decidieron formar el grupo de oposición «Agrupación Política 14 de Junio».
A causa de su persistente actividad rebelde, fueron encarceladas y torturadas en no pocas ocasiones, a pesar de los cual decidieron continuar luchando con el único objetivo de acabar con la dictadura.

Cuando «El Chivo» comprobó que la cárcel no era suficiente para detener aquella actividad clandestina, a la que cada día se iban uniendo más adeptos, decidió acabar con ellas. Eran los últimos años de la década de los 50, en los que se estaba despertando una fuerte inquietud social en toda América Latina, con la caída de varios dictadores y el triunfo de Fidel Castro.
Las hermanas Mirabal habían comentado a sus maridos, en una visita a la cárcel donde se encontraban recluidos, los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un «accidente», como se denominaba entonces a la manera que utilizaba el régimen de ordenar la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen.

Uno de los esposos, Manolo, sugirió que debían acabar con los viajes y marcharse a Puerto Plata para evitar el paso por las carreteras, pero ya era tarde: la orden de asesinar a las hermanas ya había sido dada.

Cinco miembros del Servicio de Inteligencia Militar detuvieron el jeep en el que regresaban de la prisión, las introdujeron a empujones en un coche y las llevaron a un lugar previamente escogido, cerca de La Cumbre.

Eran aproximadamente las 19:30. Allí las mataron a golpes y colocaron sus cadáveres en el jeep, antes de arrojarlo por el precipicio.

Ciriaco de la Rosa, uno de los asesinos, lo contaría más tarde: «Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas […] Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos».

Publicado en www.abc.es