Otra
vez vamos a hablar de la increíble fantasía de la realidad. Todo es
posible. Pero esto que va a ocurrir en pocos días en Berlín nadie, pero
nadie, lo hubiera dado por cierto. Una calle de Berlín se va a llamar
Rudi Dutschke, sí, el nombre del dirigente estudiantil del ’68, de la
revolución estudiantil del ’68, que cambió el espíritu de la juventud
del mundo. Después de ese movimiento todo fue distinto. La juventud ya
fue distinta. En Alemania hasta la política fue distinta. Se inició un
movimiento antiviolencia, antiautoritario; la palabra Libertad adquirió
una importancia inusitada. Los valores del anarquismo pasaron a ser
fundamentales aun en los de formación marxista.
Sin ninguna duda el gran dirigente y pensador de ese movimiento que conmovió a la civilización europea fue ese joven estudiante llamado Rudi Dutschke, el revolucionario sin armas bélicas. Enemigo a fondo de la violencia, pero no siempre.
Un dibujo de la época muestra a los dos revolucionarios de más atracción en el mundo de los jóvenes: el Che Guevara como Jesucristo con una ametralladora, y al lado, sonriéndose los dos, el estudiante alemán Rudi Dutschke, como Jesucristo, pero sin armas.
En sus inigualables disertaciones censuraba al capitalismo como la estructura fundamental del mal y defendía al socialismo en libertad. Defendía a la asamblea como organización fundamental de la revolución y a la calle como medio de llegar al poder. A la violencia había que enfrentarla, pero no con la violencia; en la calle había que enfrentar a la policía pero sin armas. En las manifestaciones siempre estaba en primera fila y no retrocedía ante el palo cobarde de los policías de siempre.
Sin ninguna duda el gran dirigente y pensador de ese movimiento que conmovió a la civilización europea fue ese joven estudiante llamado Rudi Dutschke, el revolucionario sin armas bélicas. Enemigo a fondo de la violencia, pero no siempre.
Un dibujo de la época muestra a los dos revolucionarios de más atracción en el mundo de los jóvenes: el Che Guevara como Jesucristo con una ametralladora, y al lado, sonriéndose los dos, el estudiante alemán Rudi Dutschke, como Jesucristo, pero sin armas.
En sus inigualables disertaciones censuraba al capitalismo como la estructura fundamental del mal y defendía al socialismo en libertad. Defendía a la asamblea como organización fundamental de la revolución y a la calle como medio de llegar al poder. A la violencia había que enfrentarla, pero no con la violencia; en la calle había que enfrentar a la policía pero sin armas. En las manifestaciones siempre estaba en primera fila y no retrocedía ante el palo cobarde de los policías de siempre.