Sí, ya lo hemos repetido muchas veces aquello de “puede pasar mucho tiempo, pero al final la ética siempre triunfa”. Pasaron 39 años desde que el gobierno de Isabel Perón-López Rega prohibió mi libro La Patagonia rebelde y el film del mismo nombre. Y 37 años de que, durante la dictadura de la desaparición de seres humanos y de libros, el teniente coronel Gorleri –hoy general de la Nación– quemara mis libros de La Patagonia rebelde. Lo hizo por “Dios, Patria y Hogar” según el comunicado firmado por él (lema igual que el del dictador español Francisco Franco, que cometía sus crímenes por “Dios, Patria y Familia”).
Pues bien, se ha producido finalmente el triunfo de la verdad
histórica: la Legislatura de la provincia de Santa Cruz aprobó el
proyecto de que esos cuatro tomos de La Patagonia rebelde sean material
de estudio en los colegios secundarios, y el gobernador lo refrendó
convirtiéndolo en la Ley 3322, dándole “plena vigencia”, y se implemente
“a través del Consejo Provincial de Educación en lectura obligatoria”
para “promover el análisis y la discusión posterior”.
De quemados a leídos. Un triunfo final de la verdad histórica. En
todos estos años pasados desde su publicación, ningún historiador
militar ni ningún historiador del partido de la UCR –ya que la masacre
se hizo durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen– pudieron
demostrar lo contrario de lo que en esos cuatro tomos de La Patagonia
rebelde se denuncia sobre la cruel e irracional represión contra los
peones de la tierra patagónica por el Ejército nacional. Por fin, pues,
ha triunfado la verdad.